¿Arte?
El artista llora o ríe frente a su obra.
El artista recoge en su rostro el cansancio y la satisfacción, el miedo, la
esperanza, la gratitud, acaso la derrota, nos roba la respuesta a lo expresado
y nos regala la promesa de regresar con lo que fue incapaz de decir. El artista
deja parte de su vida y de su muerte en
su trabajo, por eso caminan juntos hacia el reconocimiento o el olvido, y porque comparten alegría y dolor la ama tanto como la respeta. Las manos del artista, del verdadero artista, nunca están manchadas de sangre, por eso leerás en su boca silencios, suspiros o sonrisas, por eso escucharás en su mirada lágrimas, brillo o melancolía, pero jamás descubrirás orgullo por haber causado dolor, no digo emoción, digo dolor.
su trabajo, por eso caminan juntos hacia el reconocimiento o el olvido, y porque comparten alegría y dolor la ama tanto como la respeta. Las manos del artista, del verdadero artista, nunca están manchadas de sangre, por eso leerás en su boca silencios, suspiros o sonrisas, por eso escucharás en su mirada lágrimas, brillo o melancolía, pero jamás descubrirás orgullo por haber causado dolor, no digo emoción, digo dolor.
Te explicarán que el torero es un
artista… Qué hace?, ¿esculpe, escribe, dibuja, tal vez compone o interpreta?
Tortura, esa es la respuesta. Te contarán que el toreo es un arte… ¿Qué ha
creado?, ¿una escultura, un libro, un cuadro, una canción, una obra de teatro?
Un muerto, esa es su creación, un muerto.
Escoge entre sus palabras o sus actos.
Observa bien su gesto y dime en qué te recuerda a la expresión de Rosa Montero,
de Natalia Dicenta, de Antoni Tapies, de Paul McCartney o de Leonardo da
Vinci. ¿Elegirás quedarte con lo que quieren que veas o lo harás con lo que
ves? ¿Seguirás creyendo que el toro es de mármol, que su sufrimiento es
literatura, su sangre de acuarela, sus lamentos música y su agonía una
actuación, o dirás que no, que ya basta, que no cuenten contigo para continuar
siendo mecenas moral y material de una ejecución?
El torero describe heridas, recita
hemorragias, arranca vómitos, compone ahogos y pinta estertores. El torero no
finge que mata en un escenario, el torero mata realmente y el toro muere de
verdad y para siempre sobre la arena. El torero cincela un cadáver en el cuerpo
de un vivo y después alza sus brazos victorioso y sonriente sosteniendo trozos
amputados a su víctima.
No, no es arte, la tauromaquia es crueldad.
No, tampoco es un
artista, el torero es un matador, un verdugo que disfruta matando...
Lentamente.
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